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Por: Jeovany Jiménez Vega.
Lo que aquí se ve fue alguna vez el sello de la centrífuga de nuestra lavadora. Un ruidito aterrador cada vez que se activaba nos venía anunciando que ya estaba al cantar el manisero, hasta que hace algo más de un mes nos dijo, señores me jubilo, y expiró junto al motor que debajo se humedeció. Entre
ingenuo y esperanzado fui en vano al taller estatal de reparaciones y allí choqué con la predecible evidencia: en los vericuetos del mercado negro –prácticamente el único disponible para estos menesteres– este trozo de goma nos costaría entre $20.00 y $25.00 CUC, o sea al menos $500.00 pesos MN, más la consabida mano de obra, si no queríamos exprimir la ropa a mano limpia.
Esto sucede precisamente ahora que nuestro ministerio decidió comenzar a "pagarnos" la nocturnidad durante las guardias médicas a razón de $2.00 pesos MN la hora, desde las 7.00 PM y las 7.00 AM, lo cual viene siendo $24.00 pesos MN por guardia –y así las cinco guardias que promediamos al mes implican $120.00 pesos, o lo que es lo mismo, unos $5.00 USD se añaden desde ahora a nuestro salario mensual por este concepto.
La incontrastable evidencia nos golpea nuevamente el rostro: mientras los profesionales de la salud pública nos consagramos a nuestro trabajo, continuamos siendo el último eslabón de la cadena alimenticia; la miseria que hoy se suma a nuestro salario así lo ratifica. Otros sectores nos triplican o cuadriplican el salario, sin embargo al mío, que hace una década es el que más divisas constantes y sonantes ingresa a este país, se le mantiene práctica y deliberadamente en la indigencia.
Por suerte manos amigas desinteresadas asumieron nuestra reparación, y aunque siempre tuvimos que comprar la pieza, de haber tenido que pagar íntegramente el desastre se habría triplicado. No obstante, esto implicó todo un mes de trabajo en términos salariales nuestros. Mientras esto sucede, nuestro ministro determina que no nos merecemos más de $2.00 pesos MN por cada hora nocturna de guardias que llegan a ser destructivas en términos de salud. Definitivamente, no nos respeta.