Terminó la 52 Serie Nacional de Béisbol con el triunfo del equipo de Villa Clara y, después de pasados algunos días, me vienen a la mente algunas consideraciones: las más de tipo político y unas pocas de tipo beisbolero.

No entiendo la presencia de la bandera del 26 de Julio junto a la cubana en el estadio Sandino. Cuando las denominadas Organizaciones Revolucionarias Integradas (Movimiento 26 de Julio, Directorio Revolucionario 13 de Marzo y Partido Socialista Popular) se fundieron en el Partido Unido de la Revolución Socialista, que después pasó a denominarse Partido Comunista de Cuba, se acordó desactivar estas organizaciones y sus símbolos, utilizándolos sólo en momentos importantes relacionados con ellos (la bandera del 26 en el aniversario del asalto al cuartel Moncada, la del Directorio en el del Asalto al Palacio Presidencial, etcétera) y adoptar la entonces creada bandera del Partido. Esto se ha cumplido por las restantes organizaciones, pero no por el 26 que utiliza la suya indiscriminadamente en cualquier ocasión, sin que nadie haya protestado o proteste por esta violación de lo acordado. La bandera cubana debe flotar sola, soberana e independiente, sin escolta de ninguna otra, a no ser en las actividades específicas, donde lo hace con las de otros países. Ella es la única que representa realmente a todos los cubanos. Las restantes sólo representan a una parte.
¿Por qué en los estadios y otras instalaciones deportivas están presentes las imágenes de dirigentes políticos vivos, cuando esto fue prohibido al triunfo de la revolución para no caer en el culto a la personalidad? ¿No sería mejor y mucho más agradable a la vista, que las imágenes correspondieran a deportistas destacados en los respectivos deportes? Nunca he visto en ninguna instalación deportiva extranjera (a no ser en las de los países del extinto campo socialista y en algunos rezagados actuales) banderas de partidos ni fotos de dirigentes políticos.
¿Por qué una serie de béisbol tuvo que ser politizada hasta el absurdo, estableciendo en el acto de clausura (nadie lo sabía hasta entonces) que estaba dedicada a los llamados cinco héroes, y la entrega del trofeo al campeón la realizó uno de ellos junto a sus familiares, con una desabrida intervención política? ¿No existen en Cuba importantes y respetadas glorias del deporte para hacerlo? El béisbol es el deporte nacional y sus aficionados tienen diferentes concepciones políticas, no siendo lícito encorsetarlos con una de ellas.
Ahora, algunas del deporte. ¿Por qué no se permite que cada equipo, respetando las reglas generales establecidas, diseñe su propio uniforme, evitando los adefesios impersonales actuales, producidos en serie con una concepción única? Estoy seguro que ganaríamos en estética, los jugadores se sentirían mejor y el espectáculo sería de mayor lucidez. Pienso que el mejor premio a los peloteros, el que realmente se merecen, obviando los discursos de ocasión y los agradecimientos obligatorios, ambos falsos e intrascendentes, sería mejorar sus condiciones económicas y permitirles subir en sus carreras sin límites de techo y, por favor, acabar de acondicionar y mantener terrenos decentes, donde jugar sea un placer y no un riesgo.