Conversando con unas profesoras colombianas que estaban de turismo en "mi planeta", éstas me manifestaban los magníficos índices estadísticos que poseíamos en educación y salud. Yo, por supuesto, les aclaré que esas cifras eran dadas por el gobierno, quien no confrontaba ninguna contrapartida dentro del país, lo que le permitía darlas como
incuestionables.
Les expliqué, por experiencia propia cuando trabajaba en organismos centrales, cómo estas cifras se manipulaban y adecuaban en consecuencia al momento político y no a la realidad. Que a pesar de tener los datos verídicos emitidos por los distintos ministerios, éstos se ajustaban de acuerdo a las orientaciones emanadas "de arriba", eufemismo con que se denomina al "alto mando" o sea al máximo líder.
En cuanto a la educación les informé sobre algunos eventos delictivos bastante comunes, perpetrados por alumnos y profesores de diferentes escuelas, tales como fraudes, extorciones, venta de exámenes y hasta posesión y distribución de droga, así como algún que otro hecho de sangre. Les expliqué que, como nada se divulga en los medios, ya que el único dueño de éstos es el Estado, pareciera como si nunca hubiesen ocurrido. Todo se maneja con mucho secretismo, sólo que a pesar de ello, llegan a la población por vía de los propios estudiantes, hijos de vecinos y amigos.
Asimismo pude ofrecerles algunas vivencias cercanas, de situaciones muy estresantes con respecto a los hospitales y policlínicos de salud, como aquella del envenenamiento, por un descuido de una empleada del hospital Fajardo hace unos años, que conllevó la muerte de siete pacientes. O la de nuestro vecino Carlos, que murió en el policlínico "19 de abril" en una camilla, mientras esperaba ser atendido por algún médico o personal de la salud, sólo por mencionar algunos ejemplos. También les expliqué sobre las largas "listas de espera" para ser intervenido quirúrgicamente, a menos que se dispusiera de un médico familiar o muy amigo, que se ocupara de "mover tus papeles". Todo esto, sin contar con que la mayoría de los medicamentos recetados están en falta o se adquieren solamente en CUC en determinadas farmacias o en el mercado negro.
Lo triste de todas estas situaciones, que ocurren desde luego en algunos otros países y no sólo en el nuestro, es que aquí no existen seguros de vida que te amparen, no se indemniza a las víctimas de errores médicos, y lo peor de todo es que, al no reflejarlo la prensa ni los informes emitidos por el centro de salud, pareciera que nada de esto ocurre. Por tanto, los altos índices estadísticos nuestros en educación y salud son los mejores de la región.