espeLic. Esperanza Rodríguez Bernal
Juan acude a nuestra sede en busca de asesoramiento porque a pesar de haberse dirigido a las instancias correspondientes, aún no obtenido una respuesta
satisfactoria para con su caso.
Nos muestra su pasaporte con el visado de Guatemala con vigencia por sesenta días, una carta dirigida al Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, recepcionada en la Oficina de Atención a la Población, donde narra los hechos que acaecieron en fecha 6 de febrero del año en curso a su llegada al aeropuerto de Guatemala.
Él y dos cubanos mas arribaron a ese país con toda la documentación en regla y en el aeropuerto, el jefe de grupo de inmigración nombrado José Canisa Valenzuela, después de retener sus pasaportes les manifiesta que para ingresar a su país debían entregarles $ 1.200 dólares por cada uno.
Al no aceptar la extorsión, dicho funcionario los encierra en un cuarto bajo la custodia de cuatro oficiales de seguridad con dos perros pastores, negándoles cubrir necesidades elementales como tomar agua y hacer uso del servicio sanitario.
Como si fuera poco, al intentar establecer comunicación con la embajada cubana en Guatemala, fueron despojados de sus teléfonos y aislados entre sí.
Al día siguiente fueron devueltos a Cuba sin ningún tipo de explicación.
Aquí hay mucha tela por donde cortar y todo un cúmulo de preguntas puede derivarse de lo ocurrido. Pero, no obstante, hay una que me asalta con mayor fuerza que las demás: cuando un cubano tiene un problema de esta u otra naturaleza en el extranjero y se ve en estado de indefensión, ¿Qué puede hacer?, ¿Es derecho o no del ciudadano acudir a la representación de su país a por ayuda? ¿Está o no está dentro de las funciones de una representación diplomática cubana en el extranjero prestar auxilio a sus compatriotas?