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Sunday, June 16, 2013

JMN DESDE SU TRINCHERA



Posted: 16 Jun 2013 01:38 AM PDT
SI.......TERMINA SIENDO BIEN PADRE.....


Escuchando la sabrosa entrevista  de Beto Ortiz a Doña Martha Hildebrant del viernes pasado, un personaje que (aunque no me gustan las comparaciones) es una especie de María Felix para los peruanos, por ser una mujer inteligente, bronca, con personalidad; una mujer que no se anda por las ramas y que se da su sitio; aunque además de ser fujimorista, su talante no le guste a muchos, en una
sociedad hipócrita y pacata  como la nuestra. 

Cuando ingrese a Lingüística en la Universidad de San Marcos, pensé conocerla y tener mi propia visión de la leyenda que había alrededor de ella; pero la doña ya estaba en París y la única conclusión que saque, es que era una mujer polémica. Que era odiada por unos y amada y respetada por muchos. En esa entrevista con Beto Ortiz, Doña Martha decía que lo que diferencia a las mujeres de los hombres es el útero. Y algo de razón tiene la afirmación. 

La mera verdad es que los hombres no tenemos una fijación por la paternidad, No nos frustramos por no tener hijos. Al menos creo que eso le pasa a un gran número de varones, aunque cuando son padres, el hijo esta presente en sus conversaciones y es motivo de orgullo. Debo confesar que algo que me ha resultado siempre tremendamente aburrido, es cuando en determinadas reuniones sociales, el tema de conversación para las parejas, es solo los hijos, los hijos y los hijos y esto porque creo que la vida no puede girar únicamente en función de ellos, porque pierdes el verdadero sentido de vida, que tiene que ver con la felicidad y la realización personal. Al final hacen su vida y te quedas tirando cintura y esperando de los hijos, lo que crees que que debes esperar y que no siempre se da.

Yo creo que el ser un  espectador y un protagonista del proceso de crecimiento y de evolución de un ser humano, es la piedra angular de la experiencia de ser padre. No soy de los que creen que las formas de relación y de comunicación, deben ser diferentes en un ser humano por su  condición de padre o de madre. Creo en ese sentido, que la unidad de la pareja (si hay pareja) debe proyectarse a los hijos, en lo que tiene que ver con la comunicación con estos. Esos secretos, esos compartimientos cerrados en la vida de nuestros hijos, en los que el padre ignora por lo general cosas, situaciones, hechos que solo se confían a la madre, me parecen parte de una cultura, que es propia de una vida y de una sociedad  mas conservadora, ya superada; y no de un mundo como el actual, donde casi nada es motivo de escándalo.

Debo confesar que el nacimiento de mis hijos me significo una percepción que no tuvo que ver necesariamente con lo sentimental, con el amor. Ante el nacimiento de mi primer hijo me sentí como un  animal que olía  y se acercaba con desconfianza a su cachorro -que era amamantado por una madre  a la que el dolor y la chillada, se le fue por arte de magia después de nacer su hijo- con mis  otros hijos, esa percepción fue menor, pero persistió esa inseguridad al contactarlos, tal vez porque la relación con mis hijos la he disfrutado más cuando he podido comunicarme fluidamente con ellos. 

No he sido de los que hablaran con diminutivos. Les he enseñado  a mis hijos desde niños, a ser empáticos y afectivos sin necesidad de "itos, ititos o cambios de voz".  He tratado desde pequeños que vean con naturalidad la desnudez humana, que no sientan el prejuicio de que el cuerpo humano es per se algo pecaminoso. Y además de ello, que lo que a determinada edad quieren, no siempre es lo mejor para ellos. 

Uno de mis hijos tendría cuatro o cinco años (hoy los dos primeros son adolescentes)  su madre había salido a una reunión familiar, quería ver televisión y se negaba a irse a acostar. Al  primer atisbo de pataleta, le dije que "iba a ver televisión toda la noche" y así fue. A medida que la noche  avanzaba, cada vez que quería dormir, lo despertaba (en realidad lo zamaqueaba "amorosamente") para decirle que como quería ver televisión, que siguiera viendo. Cuando llegó Roxana (a eso de las dos de la mañana) encontró el niño su tabla de salvación. Esta demás decir que la estrategia dio resultado. Cuando se le decía que se vaya a dormir (si estaba viendo dibujos) se iba a dormir muy rápida y obedientemente. 

Siempre he creído que una familia es como un país y por eso mi familia tiene su propio himno,  su bandera y un patrimonio cultural que data de 1979 y que espero pase de generación en generación. Debo ser honesto en señalar que el proceso de evolución y crecimiento del que hablaba al inicio de este artículo, me ha hecho sentir que la vida ha pasado muy rápido. Esos niños que me ponía en el pecho para juguetear; esos niños que se me han caído de la cama y que han rebotado para mi suerte, sin mayor daño o con los que me he amanecido en el hospital porque se desmadraron el brazo, comienzan a pisar fuerte y tengo que defender mis perfumes, mi crema de afeitar, mis gaseosas mis espacios y hasta mi comida. 

Acostumbrado a explicar mis decisiones, suelo decirles que en no se cuantos años, van a estar en mi sitio y van a tener igualmente como yo un cabrón, cuestionando sus decisiones y creyendo tener razón. La apuesta de como van a actuar y las decisiones que van a tomar, esta hecha, solo he pedido un cigarro y un ron frente a mis cenizas. 
Aunque no me gustan estas fiestas tan convencionales y comerciales: ¡Felíz Día del Padre!    


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