6-vallin_21Wilfredo Vallín Almeida
Conversando con una amiga, esta me dijo:  --Si Marx y Engels lo hubieran visto, volverían a morirse.
No pude menos que sonreírme ante su afirmación.
Intercambiábamos impresiones en torno a las cosas que estaban pasando en el país y sobre las cuales los cubanos hacemos todo tipo
de especulaciones y pronósticos.
En el momento de la frase de marras, conversábamos sobre un acontecimiento en particular que ambos vimos en el noticiero nocturno de la televisión cubana: un congreso celebrado en el Palacio de las Convenciones.
Que se celebre un congreso allí no tiene nada de particular pues es el lugar donde el gobierno acostumbra a celebrar los eventos a los que otorga relevancia. El problema era el tipo de congreso de que se trataba.
Era un congreso mundial… dedicado al tema del espiritismo.
Para los que vivimos los años 60-80 en Cuba, esto es inaudito si recordábamos el carácter férreamente ateo que se quiso imponer con la implantación del socialismo en el país.
Está también el absoluto  silencio que siempre se mantuvo con asuntos neurálgicos para el gobierno cubano (a modo de ejemplo: las excentricidades de Gadafi, el muro de Berlín, el Sindicato Solidaridad, la huída de Mengistu Haile Mariam, la ejecución de Elena y  Nicolae Ceaucescu, la perestroika en la URSS, etc., etc.)
Con relación a la crónica roja en particular, la línea fue publicar aquellos sucesos negativos en las sociedades capitalistas (en particular en la norteamericana)  dando la imagen de que tales cosas no tenían lugar en los países socialistas (y por ende en Cuba).
No he creído nunca que esconder a los ciudadanos de un país lo que ocurre en él, o fuera de él, sea una medida que los beneficie de alguna manera, sino todo lo contrario.
Y no se trata de dar una publicidad morbosa a eventos traumáticos o espectacularmente crueles, sino brindar al ciudadano la información a la que tiene derecho.
Si la política informativa va a ser, a partir de ahora, informar clara y sencillamente sobre TODO lo que sucede en el país, bienvenida sea. Si va a continuar siendo a conveniencia, entonces, hay que seguir cambiando cosas porque, como dijo una vez un célebre escritor latinoamericano:  --La libertad, a medias, es una forma del despotismo, como la verdad, a medias, es una forma del engaño.